2017-03-17 CAMBIAN LOS TIEMPOS
Con el paso de los años cambian los tiempos y desaparecen oficios
establecimientos y muchas otras cosas más a una velocidad pasmosa pues está llegando la época del automatismo, con
la robótica y la informática, que eliminan puestos de trabajo, aproximándose el momento en que todo se hará apretando
botones.
Antaño surcaron nuestro cielo los biplanos italianos movidos a hélice de la
Academia General del Aire, los plateados o grises zeppelines alemanes y el
autogiro del murciano D. Juan de la Cierva, inmortalizado en azul sello de 2
pesetas, precursor del actual
helicóptero del polaco Sicorsky. Hoy lo
cruzan grandes jet de motores a
reacción, dejando largas y blancas estelas.
Recuerdo, de los años 30, al cardador de lana que voceaba su trabajo por
las calles. Ponía una lona en el suelo, vaciaba toda la lana apelmazada de un
colchón y con su pericia manejando dos varas la dejaba esponjosa. Al aguador
que tiraba con una correa pasada por un hombro de un carro de dos ruedas donde
se acoplaban ocho cántaros de barro y la servía a casa. Al cabrero que iba de
puerta en puerta con su hato de animales
a los que ordeñaba ante su cliente para culminar la cantidad pedida con la
“chorrá” vertida desde su brillante lechera. Al alañador-paragüero, que lo
mismo arreglaba una olla metálica rota, ponía lañas de alambre a cacharros
averiados de barro o arreglaba las varillas de los paraguas con un fino
alambre. Conocí a tejedores de esparto que
tejían grandes alfombras de ese
material -hoy desaparecidas- para colocar en invierno en las iglesias,
como los que hacían una larga pieza
para formar un capazo cosiéndola a mano
con una larga aguja, finalizado con las dos asas hechas con el mismo material.
Hoy los capazos son de goma o de plástico.
En los años 40 trabajé de ayudante de tornero y, para cilindrar había que
cambiar engranajes a mano y colocar la rueda de 127 dientes, cosa que los
tornos automáticos harían después con solo mover una palanca. Empujé una
carretilla cargada de objetos, rebusqué patatas en los bancales tras su
recogida y me hice un patín con dos
cojinetes; ahora son eléctricos.
Con la telefonía automática, desaparecieron las centralitas de manivela y
palancas o enchufes, de las cuales manejé una y sé la cantidad de ceniza que
producía una locomotora de vapor, las 2400 que
tiraban del tren.correo hasta Madrid.
Al inicio la Prensa no reproducía
fotos, lo cual se solucionó al hacer dibujos a mano de cualquier foto. Las
noticias las componían los cajistas de imprenta con tipos sueltos sacados de
sus casilleros haciendo columnas y páginas para máquinas planas, pues para las
rotativas era preciso fundir una plancha para cada página. He trabajado en
Prensa y “cerrado el periódico” al
escribir mis noticias de madrugada , poniendo en marcha la rotativa una vez
cubierto el espacio que me habían reservado.
Hoy se hace todo desde un ordenador y se envían noticias y fotos desde
cualquier lugar del mundo acabado de producirse.
También desaparecieron los famosos
alfares de Murcia, donde las jóvenes decoraban loza a mano, la cría e industria
de la seda, desapareciendo los que hacían los zarzos con cañas; los que subían a las moreras para coger sus
hojas y los que traían carros cargados de ramuja para el emboje del gusano.. Se
derribó el ahogadero secante y las
fábricas donde se hilaba el capullo de seda. La hijuela que se empleaba en
cirugía la sustituyó el nylon.
Conocí al que enganchaba un par de vacas a su carreta de grandes ruedas mi
buen amigo José Ballester, el “Perete”,
de San Fulgencio (Alicante).
Y al que enganchaba desde el mulo de varas a otros que ayudarían en el
tiro, recua guiada por un burrico que, con su cansino paso, los guiaba
a su destino, mientras el carretero dormía sobre la carga bajo el toldo del
carro.
En relación con la robótica, hace más de 20 años que visité la enorme
fábrica de cerveza CALSBERG de Copenhague (otra es la TUBORG, que tiene hasta
puerto propio), donde trasladan a sus visitantes en autobús de un edificio a
otro, encontrando en la 7ª planta de uno de ellos una instalación de
embotellado totalmente automatizada: lavaba las botellas, las llenaba de
cerveza, ponía el cierre y la etiqueta y tras un exhaustivo control en que
separaba las que tenían algún defecto, las metía en cajas que, tras otro
control por si no estaban completas, iban al lugar de
expedición. También fabricaba unos excelentes zumos de fruta de química pura.
En relación con la vestimenta de las mujeres hace muchos años que
desaparecieron las prendas interiores de camisa, viso y enaguas con su puntilla
abajo, junto con las costureras que las hacían, las modistas de vestidos de
señora a medida, colocando en el borde inferior de las faldas una fila de
pequeños plomos para que cayesen rectas. También los sastres a medida y, por
descontado, las lencerías y tiendas de tejidos que vendían todo eso, por mor de
la presente y bien hecha confección que viene de otros países de mano de obra
barata, lo cual ha hecho cierren las grandes fábricas de tejidos de Tarrasa y
Sabadell.
Mañana, se viajará en coche eléctrico de conducción automática al que solo
habrá que decirle a donde se quiere ir para que programe el viaje con paradas
para comer y tomar un café. Se trabajará informáticamente desde casa con
transmisión por teléfono y, un poco tiempo después, se irá uno de vacaciones a
Marte…
Murcia, 17 de Marzo de 2017 José María Vela Urrea
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