lunes, 8 de mayo de 2017

CAMBIAN LOS TIEMPOS



2017-03-17                   CAMBIAN LOS TIEMPOS

Con el paso de los años cambian los tiempos y desaparecen oficios establecimientos y muchas otras cosas más a una velocidad pasmosa  pues está llegando la época del automatismo, con la robótica y la informática, que eliminan puestos de trabajo, aproximándose  el momento en que todo se hará apretando botones.

Antaño surcaron nuestro cielo los biplanos italianos movidos a hélice de la Academia General del Aire, los plateados o grises zeppelines alemanes y el autogiro del murciano D. Juan de la Cierva, inmortalizado en azul sello de 2 pesetas,  precursor del actual helicóptero del polaco Sicorsky. Hoy  lo cruzan  grandes jet de motores a reacción, dejando largas y blancas estelas.

Recuerdo, de los años 30, al cardador de lana que voceaba su trabajo por las calles. Ponía una lona en el suelo, vaciaba toda la lana apelmazada de un colchón y con su pericia manejando dos varas la dejaba esponjosa. Al aguador que tiraba con una correa pasada por un hombro de un carro de dos ruedas donde se acoplaban ocho cántaros de barro y la servía a casa. Al cabrero que iba de puerta en puerta con su hato  de animales a los que ordeñaba ante su cliente para culminar la cantidad pedida con la “chorrá” vertida desde su brillante lechera. Al alañador-paragüero, que lo mismo arreglaba una olla metálica rota, ponía lañas de alambre a cacharros averiados de barro o arreglaba las varillas de los paraguas con un fino alambre. Conocí a tejedores de esparto que  tejían grandes alfombras de  ese material -hoy desaparecidas- para colocar en invierno en las iglesias, como  los que hacían una larga pieza para  formar un capazo cosiéndola a mano con una larga aguja, finalizado con las dos asas hechas con el mismo material. Hoy los capazos son de goma o de plástico.

En los años 40 trabajé de ayudante de tornero y, para cilindrar había que cambiar engranajes a mano y colocar la rueda de 127 dientes, cosa que los tornos automáticos harían después con solo mover una palanca. Empujé una carretilla cargada de objetos, rebusqué patatas en los bancales tras su recogida y me  hice un patín con dos cojinetes;  ahora son eléctricos.

Con la telefonía automática, desaparecieron las centralitas de manivela y palancas o enchufes, de las cuales manejé una y sé la cantidad de ceniza que producía una locomotora de vapor, las 2400 que  tiraban del tren.correo hasta Madrid.

Al inicio la Prensa  no reproducía fotos, lo cual se solucionó al hacer dibujos a mano de cualquier foto. Las noticias las componían los cajistas de imprenta con tipos sueltos sacados de sus casilleros haciendo columnas y páginas para máquinas planas, pues para las rotativas era preciso fundir una plancha para cada página. He trabajado en Prensa y “cerrado el periódico” al escribir mis noticias de madrugada , poniendo en marcha la rotativa una vez cubierto el espacio que me habían reservado.  Hoy se hace todo desde un ordenador y se envían noticias y fotos desde cualquier lugar del mundo acabado de producirse.

También  desaparecieron los famosos alfares de Murcia, donde las jóvenes decoraban loza a mano, la cría e industria de la seda, desapareciendo los que hacían los zarzos con cañas;  los que subían a las moreras para coger sus hojas y los que traían carros cargados de ramuja para el emboje del gusano.. Se derribó  el ahogadero secante y las fábricas donde se hilaba el capullo de seda. La hijuela que se empleaba en cirugía la sustituyó el nylon.

Conocí al que enganchaba un par de vacas a su carreta de grandes ruedas mi buen amigo  José Ballester, el “Perete”, de San Fulgencio (Alicante).
                 

Y al que enganchaba desde el mulo de varas a otros que ayudarían en el tiro, recua  guiada por un  burrico que, con su cansino paso, los guiaba a su destino, mientras el carretero dormía sobre la carga bajo el toldo del carro.

En relación con la robótica, hace más de 20 años que visité la enorme fábrica de cerveza CALSBERG de Copenhague (otra es la TUBORG, que tiene hasta puerto propio), donde trasladan a sus visitantes en autobús de un edificio a otro, encontrando en la 7ª planta de uno de ellos una instalación de embotellado totalmente automatizada: lavaba las botellas, las llenaba de cerveza, ponía el cierre y la etiqueta y tras un exhaustivo control en que separaba las que tenían algún defecto, las metía en cajas que, tras otro control  por  si no estaban completas, iban al lugar de expedición. También fabricaba unos excelentes zumos de fruta de química pura. 

En relación con la vestimenta de las mujeres hace muchos años que desaparecieron las prendas interiores de camisa, viso y enaguas con su puntilla abajo, junto con las costureras que las hacían, las modistas de vestidos de señora a medida, colocando en el borde inferior de las faldas una fila de pequeños plomos para que cayesen rectas. También los sastres a medida y, por descontado, las lencerías y tiendas de tejidos que vendían todo eso, por mor de la presente y bien hecha confección que viene de otros países de mano de obra barata, lo cual ha hecho cierren las grandes fábricas de tejidos de Tarrasa y Sabadell.

Mañana, se viajará en coche eléctrico de conducción automática al que solo habrá que decirle a donde se quiere ir para que programe el viaje con paradas para comer y tomar un café. Se trabajará informáticamente desde casa con transmisión por teléfono y, un poco tiempo después, se irá uno de vacaciones a Marte…

Murcia, 17 de Marzo de 2017                     José María Vela Urrea

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